Gastronomía vegana, ¿moda o salud?

Gastronomía vegana, ¿moda o salud?

Del Paleo a los superfoods, las nuevas tendencias en alimentación dejan en evidencia que cada vez nos preocupamos más por nuestra alimentación. Si seguimos reflexionando sobre el tema, la segunda conclusión a la que podemos llegar es que, las modas, como en casi todo, tienen mucho que ver en algunos casos con lo que comemos. Cada vez más las dietas se han ido convirtiendo en tendencias que van sumando adeptos. Cada día más consumidores preocupados por su salud optan por una alimentación eminentemente vegetal. Los últimos datos del sector estiman que el consumo de proteína vegetal crece cada año alrededor de un veinte por ciento. En el caso de la gastronomía vegana no hay ninguna duda de que comer fruta y verdura es sano, pero a partir de esta premisa surgen todo tipo de opiniones sobre la mejor forma de comer. La pregunta es ¿se trata de una moda pasajera, o realmente la gastronomía vegana supone un beneficio para el organismo? Ya sea por razones religiosas, éticas o porque desde hace unos años cada vez más personajes públicos han manifestado públicamente su elección por este estilo de vida, el veganismo ha pasado de ser un absoluto desconocido a convertirse en una opción aceptada por la mayoría. Y más aun cuando la Asociación Española de Dietistas han respaldado sus beneficios nutricionales. Dejando de lado modas efímeras, está claro que los hábitos de consumo han cambiado. Somos lo que comemos y cada vez se diferencian más las modas gastronómicas de un estilo de vida saludable. Cada vez más personas condicionan su alimentación y su estilo de vida a unos hábitos saludables. En algunos casos se trata de tendencias efímeras que no perduran en el tiempo y en otros, tendencias que llegan para quedarse. La única condición que debería primar en estos casos es la salud y sus beneficios sobre aquellos que las practican. Ni podemos ni queremos que nos impongan una dieta u otra. Veganos, carnívoros, crudiveganos, bajo ningún concepto se puede criticar una opción que en la mayoría de casos trasciende la frontera gastronómica para convertirse en una forma de vida. Las modas y los hábitos pueden convivir perfectamente. Para los que comemos de todo, en la variedad reside parte del placer gastronómico.

La gastronomía, uno de los placeres más low cost

La gastronomía, uno de los placeres más low cost

Mientras escribía el nombre del título de este artículo me ha vendio a la memoria el nombre del restaurante Sublimotion. Ubicado en un lugar secreto en las inmediaciones del Hard Rock Hotel Ibiza, Sublimotion ofrece todas las noches de verano una experiencia exclusiva reservada a 12 comensales, donde se sirve una veintena de platos de alta gastronomía elaborados por el chef Paco Roncero y la colaboración de otros cocineros que en total suman 8 estrellas Michelin. Aunque el protagonista principal es la alta gastronomía, la cena acaba siendo mucho más que eso. La música, la tecnología y la neurociencia juegan un papel muy destacado y convierten esta experiencia en un show en directo en el que el comensal forma parte de cada una de las escenas y se ve inmerso en un mercado callejero de Tailandia o en la cabina de un avión. Toda una experiencia exclusiva y única por 1.500 euros por persona. Y aquí he empezado a pensar que tal vez el título del artículo no fuera el más adecuado. Pero también pienso que la vida es un proceso que se mide en experiencias y que cada cual puede otorgar un valor a esas experiencas. ¿Y si el sueño de toda una vida es pasar una noche en este restaurante ibizenco rodeado de glamour y exquisitez? ¿Y si he ahorrado durante un tiempo para darme este "lujazo"?. Quien me dice a mi que en ese momento de disfrute aquello que en un principio pueda parecer un precio estratosférico se convierta en un detalle nimio ante lo que estoy presenciando. ¿Qué valor tiene vivir una experiencia única?. Parafraseando un conocido anuncio de televisión.... "no tiene precio". Aunque sigo pensando en el título del artículo, y ahora recuerdo otra experiencia gastronómica que repito bastante a menudo. Llegar a casa después de un día ajetreado, ir al armario de la cocina y echar mano de esa bolsa de patatas con gusto a jamón que tanto me gustan, abrir la nevera y coger una cerveza fresca, muy fresca..., de las que las gotas de agua resbalan por su superficie. Y así, con la bolsa y la cerveza recien abierta, sentarme en el sofá y dar ese primer trago que siempre es el que mejor sabe, acompañado de un buen pueñado de patatas. Otra experiencia culinaria que puede que no vaya más allá de los cuatro euros, y que en ese momento para mi es el momento más exclusivo del día. Otra experiencia en la que el precio es secundario. Yo, mi sofa, mi vol de patatas y esa bebida tan nuestra. ¿No te están dando ganas de ir ahora al armario y a la nevera? La gastronomía es una fuente de placer. Encontramos en la alimentación, una vía para encontrar la felicidad. El sabor, la textura, el olor (ese croissant recien salido del horno por la mañana) y la presentación de un plato son sensaciones que perduran. En definitiva buscamos una "experiencia alimentaria", que nos trasporte a un momento único y memorable a través de la alimentación, con la búsqueda de placer, la diversión o la atracción por la novedad. Y si la conseguimos... ¿realmente importa el precio? ¿Y tú?.. ¿qué experiencias gastronómicas has vivido o desearías vivir?