Más de la mitad de la población vive en ciudades y se estima que esa cifra crecerá en 2050 hasta el 66%, según indica el último estudio elaborado por la ONU. En España, actualmente, se considera que el 80% de los residentes viven en zonas urbanas. ¿Y por qué esa manía de vivir tan juntos? Pues porque somos animales sociales, y la agregación nos ofrece claros beneficios en el trabajo, el ocio, la sanidad o la distribución de bienes esenciales. En las ciudades es donde está la acción.
Y así, cada año aparecen rankings que intentan categorizarlas en epígrafes como las más felices, globales o con mejor calidad de vida. Incluso algunos miden su idoneidad para formar una familia o jubilarse.
Según uno de estos rànkings, la ciudad neozelandesa de Wellington es de nuevo este año 2018 la mejor ciudad del mundo para vivir, seguida de Zúrich (Suiza), Copenhague (Dinamarca), Edimburgo (Escocia) y Viena (Austria) en el top 5, de acuerdo con los datos de la séptima edición del informe elaborado por Deutsche Bank,
Las claves del éxito de una ciudad
El éxito de una ciudad va acompañado de un crecimiento sostenido, salud socioeconómica y vitalidad, tres puntos clave que están directamente relacionados con la prosperidad de sus ciudadanos. Una ciudad próspera es aquella en donde los seres humanos realizan las aspiraciones, ambiciones y otros aspectos intangibles de su vida; donde encuentran bienestar y condiciones para buscar la felicidad y donde se incrementan las expectativas de bienestar individual y colectivo; es el lugar privilegiado donde mejor se atienden sus necesidades básicas, donde acceden a los bienes y servicios de manera suficiente y donde cuentan con los servicios públicos esenciales para la vida en común.
Las ciudades atractivas tienen el poder de captar talento Clic para tuitearDe ahí, la importancia de potenciar el atractivo de nuestras ciudades. Las ciudades atractivas tienen el poder de captar talento, inversiones, residentes, estudiantes, congresos internacionales, ferias, cruceros, festivales o start-ups que pueden cambiar el mundo. Y, lógicamente, también turistas. Las grandes ciudades turísticas son ciudades globales, que se perciben como centros de iniciativas, experiencias y oportunidades.
Las ciudades que pierden su atractivo pueden caer fácilmente en un círculo vicioso: pierden su tejido industrial, pierden capacidad económica, interesan menos a los turistas y acaban interesando menos a los propios residentes, de los que aquellos con mayor talento y mayores recursos acabarán abandonando el lugar.
Las grandes ciudades turísticas son ciudades globales, que se perciben como centros de iniciativas, experiencias y oportunidades