Mucho se ha escrito sobre la figura del emprendedor y qué cualidades debe tener una persona para poder llevar a cabo su propio proyecto empresarial. En esta plataforma, por ejemplo, le hemos dedicado muchos artículos a los valientes que deciden dar este paso. Si nos basamos en la definición literal de la RAE (emprender: acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro) todos somos, en mayor o menor medida, emprendedores. Todos tenemos objetivos y sueños en la vida. Pero vayamos un paso más allá y fijémonos en quienes ya han dado el paso. ¿Qué tienen que les hace especiales? En realidad la emprendeduría no viene determinada genéticamente. Como se suele decir, el emprendedor no nace sino que se hace. Son muchas y diversas las cualidades que definen a las personas emprendedoras pero si tuviéramos que hacer una lista, entre otros, el emprendedor se podría definir como:
- Valiente. La valentía es esfuerzo, la capacidad de asumir retos sin miedo. No es valiente la persona temeraria que salta a una piscina vacía, sino aquella que valora cada situación, la analiza y da un paso al frente. Es valiente quien asume que el fracaso y la derrota como una posibilidad. Quien sale de la rutina diaria y se arriesga a dar un paso atrás para ver las cosas desde otro punto de vista.
- Alguien que cree en sí mismo y en su proyecto. Se debe plantear un objetivo, ver qué recursos hay para alcanzarlo, y por qué es importante hacerlo. A partir de ahí, hay que actuar, olvidando excusas y sabiendo que habrá momentos difíciles.
- Perseverante y que aprende de los errores. No hay que tirar nunca la toalla; si te caes al suelo siempre tendrás tiempo de levantarte y volver a intentarlo.
- Que aprovecha las oportunidades. A veces las oportunidades para emprender o para poder convertir en éxito nuestro proyecto surgen de momentos o situaciones inesperadas y que sólo pasan por delante nuestro durante un breve instante de tiempo. Es en ese momento cuando hay que saber detectarlas y subirnos al tren.
- Apasionado. Cuando perdemos la pasión, lo perdemos todo. Los profesionales de éxito son personas que se dedican a algo que verdaderamente les apasiona. La pasión hace que todo fluya, que seamos capaces de ser creativos e invertir energía y tiempo sin plantearnos ni siquiera el coste de todo ese esfuerzo.
- Motivación, motivación y más motivación: El emprendedor se siente motivado cuando sale de la zona de confort. No se trata de huir de lo fácil, seguro y tranquilo, pero sí de ser consciente de que ello puede impedir crecer por el miedo a lo desconocido. Un emprendedor asume que es incompatible querer crecer y superarse sin salir del recinto seguro.
- Debe que ser flexible y aprender a adaptarse. El mundo de los negocios requiere que seamos rápidos, ágiles y flexibles. En la toma de decisiones, en el desarrollo de productos, en la adaptación a las necesidades reales de nuestros clientes…si conseguimos cumplir estos requisitos tenemos muchas posibilidades de triunfar.
- Persona de equipo y que sabe rodearse de profesionales mejores que él. Muchos emprendedores creen que son capaces de hacerlo todo en su negocio: crear, vender, administrar, gestionar asuntos legales… pero ser un hombre-orquestra no es el camino. El éxito de un proyecto se fundamenta en muchos aspectos, pero uno de ellos será el de rodearse de un buen equipo y establecer con él un compromiso de responsabilidad involucrándose totalmente en ser una parte más de él. Un buen equipo formado por gente de perfiles muy distintos que complementen las carencias que el emprendedor pueda tener.
- Inconformista. Hay que aprender a trabajar con un punto de no retorno. Como suele pasar en algunos deportes de riesgo, como por ejemplo la escalada, en la que una vez iniciado el ascenso no queda más remedio que terminar la subida. No se puede bajar los brazos ni perder tiempo. No podemos trabajar con un punto de no retorno todo el día, pero sí tener el concepto en la cabeza a la hora de emprender. Nada ni nadie puede quitarnos la idea, porque es un sueño.
- Optimista. Por definición los emprendedores, después de apasionados, son optimistas o no se embarcarían en este tipo de aventura sin saber hacía donde les va a llevar. Por eso suelen ser personas con un pensamiento orientado al éxito. Se dice que las personas optimistas procesan mejor la información negativa, evalúan y gestionan el riesgo con responsabilidad y por lo general suelen trabajan con mayor creatividad y nuevas ideas. Además, varios estudios afirman que las personas que creen en la suerte, de alguna manera, la atraen.