La facilidad de hacer un pedido y que te lo lleven a casa, es posible desde que el servicio delivery terminó de despegar con la llegada de la pandemia del covid-19. Ya existía antes, pero en estos dos últimos años, tanto el servicio delivery (envío a domicilio), como el take away (recogida), se ha triplicado. Una buena noticia, porque el delivery es una herramienta para vender más y fidelizar.
La afirmación de que incrementó el delivery con la llegada del coronavirus, se apoya en datos. Así lo demuestran el último informe elaborado por la startup de análisis Delectatech. Para llevar a cabo el estudio, sus expertos analizaron durante este periodo las cifras de más de 250.000 hoteles, cafeterías y restaurantes. Y los datos desvelaron que tuvo lugar un fuerte repunte en marzo de 2020, coincidiendo con el inicio del confinamiento. Desde enero de 2019 y hasta ese momento, el porcentaje de establecimientos que ofrecían el delivery o take away era del 11%. En julio de 2020, llegó a alcanzar el 24,6% de establecimientos. Se incrementó hasta el 30,2% en diciembre de 2021. Y esta subida ha sido aún más notable en hamburgueserías: más de un 124% en dos años, según la startup.
El principal motivo del éxito de la comida a domicilio, es la comodidad para los clientes, quienes no tienen que desplazarse hasta un restaurante para disfrutar de su comida favorita. Con un par de clics y en pocos minutos, reciben el pedido en el lugar que lo deseen en manos de un repartidor.
Algunos comercios como Funky Bakers han ido un paso más allá, fidelizando a su clientela y compartiendo sus valores de marca a través de este servicio. Durante la pandemia, esta panadería del barrio del Born de Barcelona, puso en marcha un sistema de delivery para que sus sándwiches y verduras frescas pudieran llegar a los clientes. Desde entonces, ha seguido funcionando, ahora a pleno rendimiento, con una carta muy amplia. Su sistema de reparto es acorde a la filosofía de la casa: en bicicleta. Trabajan con Early Birds, una empresa de bici mensajería zero waste, concienciada con el medio ambiente.
En muchas ocasiones, los retailers valoramos el delivery como una fórmula que se usa tan solo para pedir comida o productos a domicilio. No obstante, se puede utilizar este servicio para otras infinitas utilidades, como el envío y recogida de documentos para una oficina.
Como explica Jorge Mas en el libro Retail Power, existen tres tipos de delivery. El del sector de la logística, el cual nos ayuda a realizar envíos a los clientes o tramitar las devoluciones, como por ejemplo, en las marcas de ropa. Una opción compartida, que permite a las empresas más pequeñas y emergentes mostrarse en las apps y plataformas de envío a domicilio. Y por último, la opción colaborativa, la cual permite realizar donaciones repartiendo ropa o medicinas a domicilio. Cada vez se está abriendo más terreno al delivery en el panorama comercial porque nos acerca al cliente. Una comodidad que fideliza, y también, como decíamos, nos ayuda a vender.