La cerveza es una bebida muy común en nuestra sociedad. La vemos a todas horas ya sea porque la consumimos nosotros mismos o porque la consume nuestro entorno. Las hay de muchas maneras y es una bebida que apetece a cualquier hora del día, ya sea para beber entre horas, para comer, para cenar o incluso para más tarde. La cerveza es una bebida llena de salud y placer, vamos a conocerla mejor.
La cerveza es una de las bebidas más antiguas, pues su origen se remonta a más de 6000 años. Es difícil saber si fue creada fruto de la casualidad o el resultado de una hábil invención pero el caso es que conquistó el paladar de distintas civilizaciones y fue bebida de reyes y bravos guerreros celtas, sajones, romanos, etc. Su elaboración y consumo perduraron a través de los tiempos y gracias a ello hoy en día podemos disfrutar de esta bebida refrescante y alcohólica a la vez. Aunque su graduación alcohólica se encuentra principalmente entre los 3% y los 9% vol.
La cerveza es una bebida no destilada de sabor amargo que se fabrica con granos de cebada u otros cereales. Con malta de cebada cervecera, agua apropiada y lúpulo seleccionado, se obtiene un mosto que es fermentado por levadura, hongos que consumen azúcar y producen alcohol y anhídrido carbónico, dando lugar a la cerveza joven que, después de madurada prolongadamente en las bodegas acondicionadas, se transformará en la cerveza exquisita que llega hasta nosotros. Según el proceso de elaboración y la levadura empleada, las cervezas se clasifican en dos grupos, las de fermentación alta y baja. Estas últimas, conocidas generalmente como Lager, son las que más se han impuesto, y, entre ellas, el tipo Pilsen constituye su auténtico prototipo.
La calidad de los cereales, sus variedades y la calidad del proceso de malteo definen en gran medida la calidad de la cerveza. Existen muchos tipos de cerveza debido a las diferentes formas de elaboración y a los ingredientes utilizados. Generalmente presentan un color ambarino con tonos que van del amarillo oro al negro pasando por los marrones rojizos. Actualmente en la elaboración occidental de la cerveza, el aditivo principal que se utiliza para hacer de contrapeso al dulzor de la malta es el lúpulo. Este ingrediente aportará a la cerveza su sabor amargo y los aromas propios. Además es la causa de la estimulación del apetito que produce la cerveza.
Llegado el momento de tomarse la cerveza les diríamos que ésta debe burbujear y formar una bonita espuma que se mantenga en la copa. La cerveza debe guardar en su amargor el recuerdo del lúpulo, dejar una impresión de frescor revitalizante al paladar y cosquillearlo agradablemente. Debe servirse fría pero nunca helada. La cerveza, además de ser una de las bebidas más antiguas y de mayor prestigio universal, es considerada, asimismo, como un complemento ideal de las comidas, y, de ahí, que sea utilizada por los países más refinados en el arte culinario como ingrediente exquisito de las más deliciosas comidas.
La cerveza, además de lo buena que está y el placer que nos proporciona a nuestro paladar también es saludable. Es una bebida con un elevado poder dietético por su equilibrado contenido en proteínas, carbohidratos asimilables, sales minerales y vitaminas, principalmente del grupo B. El consumo moderado de bebidas fermentadas, como la cerveza, puede formar parte de una alimentación saludable por las propiedades que contiene. Por este motivo, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), incluye en la famosa Pirámide de la Alimentación Saludable, las bebidas fermentadas de forma opcional y moderada en la dieta de adultos sanos. Y cómo nos gusta que así sea, una bebida que además nos proporciona placer que también sea saludable para nuestro organismo, un dos en uno más que perfecto.
