La pizza, todos oímos hablar de ella constantemente o la encontramos escrita en la carta de muchos restaurantes. La mayoría de nosotros recurrimos a ella en muchas ocasiones tanto para comer como para cenar. Es una comida que se ha arralado mucho en nuestra gastronomía y en la de otros países. Conocemos mucho sus sabores y las combinaciones que nos podemos encontrar pero en cambio desconocemos otros aspectos relacionados con ella. En este artículo vamos a desvelar su origen y sus secretos más íntimos así que estén bien atentos.
El origen de la pizza se sitúa en Nápoles, al sur de Italia y nació con la intención de saciar el hambre de las personas que formaban las clases más humildes. En el siglo XIX, en los barrios populares, las mujeres vendían pizzas desde las ventanas de las casas. Para generar una sensación de saciedad rápida y duradera a quienes compraran las pizzas hacían las masas sin dejarlas crecer del todo para que la levadura mezclada con la harina hiciera efecto en sus estómagos. Después de la Segunda Guerra Mundial se convirtió en un símbolo para toda Italia y fue entonces como poco a poco y siguiendo los inmigrantes napolitanos se fue extendiendo alrededor del mundo.
Desde entonces la pizza no ha parado de evolucionar. A pesar de ello, aún hay pizzeros que conservan el método de elaboración tradicional y la auténtica esencia de la pizza. Una pizza con la masa blanda y elástica, que se pueda doblar por la mitad. Su cocción tiene que hacerse en un horno de leña, la base del cual tiene que ser de piedra volcánica, un material esponjoso que se encuentra en la falda del Vesubio o en cualquier lugar en el que haya volcanes activos ya que mantiene una calentura constante. El tiempo de cocción tiene que ser entre 90 y 60 segundos a 485 ºC, algo que no se consigue con los hornos eléctricos. Y la masa de la pizza tiene que tener un borde de una altura mínima de dos centímetros.
El secreto de una buena pizza es el horno, como ya hemos dicho anteriormente, y la profesionalidad del pizzero. Un buen pizzaiolo es el que trabaja rápido y nunca quema una pizza. Cada año se celebran infinidad de concursos para escoger al mejor pizzaiolo del mundo. Los ingredientes principales que se necesitan para elaborar la pizza son harina, levadura, sal, agua y aceite de oliva virgen extra. La pizza posee muchas variantes en diferentes partes del mundo, ya que los ingredientes se pueden adaptar a los gustos locales. A pesar de ello, los más puristas afirman que las auténticas pizzas son sólo dos, la marinara, hecha con tomate, ajo y albahaca y la margarita, condimentada con tomate, mozzarella y albahaca.
Cataluña, está siendo una muy buena anfitriona de este plato porque está apostando por los productos típicos de Nápoles para elaborar sus pizzas. Para empezar los ingredientes básicos de las pizzas napolitanas son de quilómetro zero y actualmente Catalunya está produciendo mozzarella de búfala en el Empordà, mediante búfalas que llegan de la Campánia. Otro ingrediente muy importante es el tomate, el cual tiene que ser pelado y de la calidad de San Marzano, de forma alargada y poco ácido.
Poco a poco la pizza ha ido perdiendo la etiqueta de fast food para convertirse en un plato con mucho más glamour y cada día se está haciendo más hueco en la alimentación sana y equilibrada. Equilibrada o no, lo cierto es que a la gran mayoría se nos hace la boca agua cuando oímos hablar de pizzas y es que sus mil combinaciones hacen que las haya para todos los gustos. Hoy en día, este plato napolitano que se creó para alegrar las mesas más humildes, es reconocido como uno de los platos más globales y nosotros estamos encantados de que así sea.