Liderar es una tarea difícil y ahora más que nunca ya que vivimos en una época de cambio caracterizada por una constante volatilidad, complejidad, incertidumbre y ambigüedad, por ello el líder actual tiene que esforzarse mucho más y demostrar constantemente sus cualidades más influyentes. A continuación vamos a ver cómo hay que liderar hoy en día, es decir, en tiempos de adversidad.
Primero, tenemos que tener bien claro que para liderar hay que influir en las personas. Para ello, hay que escogerlas cuidadosamente puesto que liderar requiere de un gran esfuerzo y este esfuerzo empieza en escoger correctamente a quien te rodea. Si tú quieres hacer una expedición en la Antártida, no puedes ir con gente que pase frío y le guste el sol, porque entonces todo serán pegas y malos humores y significará que no has escogido bien el perfil de compañeros. Esto parece lógico pero a veces no es tan obvio como este caso más extremo. Por ello, el empresario tiene que realizar una exhaustiva selección de personal para contratar a aquellas personas que puedan acompañarle día a día ofreciendo lo mejor de sí mismos. Como vemos, para liderar es crucial escoger bien a tu equipo y sobretodo influir en ellos.
Una influencia duradera requiere de trabajo duro y persistente. Cualquiera puede volverse influyente con perseverancia, independientemente de sus riquezas, educación o estatus. El camino de la influencia no tiene atajos, sin embargo, podemos aplicar varias técnicas para lograr que los demás hagan lo que queremos que hagan. A pesar de ello, la naturaleza humana o los instintos pueden hacer que las personas se comporten de mala manera ante los demás. Es muy común que tratemos de obligar a los demás a adoptar nuestra manera de pensar, que asumamos una posición defensiva e inamovible cuando nos topamos con una oposición o que hablemos más de lo que escuchamos. Si queremos ser realmente influyentes, debemos evitar caer en estos errores arralados en muchas ocasiones a nuestros instintos. Con la práctica, podemos conseguirlo y hacer que se vuelva un estilo de vida y de esta forma nos ganaremos la admiración, amor y respecto de las personas que nos rodean, volviéndonos así más influyentes. Después de todo, la mayor parte de las personas tienden a admirar a esa extraña persona capaz de interesarse por los demás.
Por otro lado, debemos convertir la gratitud en un estilo de vida. No debemos subestimar el poder de dar las gracias con sinceridad. Siempre debemos apreciar a los demás. Si queremos ser más influyentes, debemos ser agradecidos con quienes nos han ayudado, sin embargo, nunca debemos alabar a nadie de manera gratuita, porque es algo que se distingue claramente y puede afectar a nuestra influencia. Con esta actitud conseguiremos cambiar la disposición de la gente hacia nosotros y nos otorgará una mejor autoridad y estatus.
Una vez hemos conseguido la influencia, tenemos que usarla como es debido, es decir siempre debemos influir a los demás con acciones positivas, evitando, por supuesto, las manipulaciones. Volverse influyente no depende de ganar, rendirse o perder, la verdadera influencia surge de relaciones cultivadas a largo plazo y de una sólida reputación mantenida a lo largo de toda la vida. Así que pongámonos manos a la obra y hagamos de la influencia nuestro estilo de vida y más si lo que deseamos es liderar en tiempos de adversidad.